Salario Emocional
Autor: José Mérida Meléndez.
Comúnmente cuando hablamos de “salario” lo primero que se nos viene a la cabeza es la retribución económica que una persona recibe por realizar su trabajo en un determinado lugar. El salario económico es la base, pero hay que sumar a esa ecuación todos aquellos elementos que ayudan a los empleados a crecer personal y profesionalmente, retribuciones que un trabajador puede recibir de su empresa sin carácter económico que hacen más agradable su trabajo y mejoran su bienestar y su calidad de vida. Cuando la percepción de un empleado respecto a la empresa es positiva, la probabilidad que acepte otro trabajo por un salario mayor es más baja, de ahí que el salario emocional juegue un rol importante si queremos mantener nuestra planilla.
En promedio, un empleado invierte un tercio de su vida en el trabajo. Sí, se trabaja por dinero, pero si quitamos la parte económica, ¿con qué no quedamos? ¿por qué trabajamos?
Un buen salario emocional es la estrategia ideal para mantener a los empleados talentosos trabajando en una organización y así también atraer nuevos elementos, los cuales deben de encajar con los valores que se comparten. La motivación de los empleados y las buenas relaciones entre ellos y con sus superiores son fundamentales para el entorno laboral. Los empleados necesitan un salario emocional para darle significado a su trabajo y sentir que tienen oportunidades de desarrollo profesional. Cuando están motivados, trabajan mejor, logran sus objetivos y los de la organización.
El reconocimiento personal, las palabras de elogio de los superiores hacia los empleados crean una motivación extraordinaria. Otros ejemplos pueden ser: el horario flexible, un lugar de trabajo agradable, las guarderías y el teletrabajo, todas aquellas ayudas que brinde la empresa a los trabajadores para balancear la vida laboral y familiar.
Cada empleado es un individuo con sus propias expectativas. Por ello, la dirección y los recursos humanos deben valorar a cada individuo de forma diferente y adaptar el salario emocional a sus necesidades, con el fin de atraer y retener el talento. Las empresas deben tener claridad de que la satisfacción y el compromiso de sus trabajadores, es un aspecto fundamental en el ambiente de trabajo y repercute de forma directa en la productividad.