IMPORTANCIA DE LA GESTIÓN ANTICORRUPCIÓN PARA LAS IMFS
Autora: Ligia Salazar
Las microfinanzas desempeñan un papel fundamental en el desarrollo económico de un país pues proporcionan servicios financieros a individuos y pequeñas empresas que no tienen acceso a servicios financieros bancarios tradicionales, el acceso a tales servicios es limitado o su costo es muy alto.
En las Instituciones de Microfinanzas (“IMFs”), la transparencia y la responsabilidad en el manejo de sus recursos son esenciales para construir y mantener la confianza y la credibilidad institucional ante sus clientes, fondeadores, miembros y las entidades de gobierno que están encargadas de verificar el cumplimiento normativo. Con ello, las IMFs podrán tener acceso a crédito, lo que permitirá impulsar el crecimiento y financiar eficazmente sus proyectos para alcanzar sus fines y objetivos. Para ello establecer de manera efectiva un Sistema de Gestión Anticorrupción (SGAC) es crucial.
A nivel internacional, existen iniciativas, acuerdos y regulaciones que han establecido estándares para combatir la corrupción, tales como:
- Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción (UNCAC)
- Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (“FCPA” por su nombre en inglés “Foreign Corrupt Practices Act”)
- Norma ISO 37001 – Sistemas de Gestión Antisoborno.
En Guatemala, existe como precedente judicial un caso que resalta la importancia de implementar medidas de carácter preventivo para reducir los riesgos derivados de actos de corrupción. Este precedente resalta la importancia de implementar un SGAC que cumpla con:
- Incluir un canal de denuncia anónimo y confidencial para que de manera segura puedan levantarse las alertas sobre posibles casos de corrupción o irregularidades que deban ser comunicadas.
- Basarse en políticas anticorrupción, lo que implica tener un sistema normativo propio y llevar a cabo programas de formación para garantizar que todos los miembros de la IMF comprendan el alcance de las políticas y sepan cómo aplicarlas, incluso en momentos en los que es difícil percibir si un asunto se trata de un acto de corrupción o no.
- Designar un oficial de cumplimiento como la persona responsable de la implementación y verificación de la efectividad del SGAC. El papel del oficial de cumplimiento implica la creación y el monitoreo del SGAC, además debe garantizar que el mismo pueda adaptarse en la medida que sea requerido por cambio normativo o por aspectos operativos de la entidad.
En conclusión, la implementación de un SGAC no solo es esencial para el cumplimiento ético o para cumplir con obligaciones legales, sino que también reducen riesgos de eventos adversos, contribuyen a la protección de la reputación, la gestión de riesgos, el fortalecimiento de la gobernanza corporativa y el fomento de relaciones sólidas con todas las partes interesadas en un entorno cada vez más responsable y consciente. La claridad en los procesos y protocolos establecidos por un SGAC asegura su comprensión precisa y eficaz. Siempre, la calidad importa.